En la mitología griega, la Titanomaquia fue una guerra de 10 años entre los viejos Titanes y los jóvenes dioses olímpicos.

Precedentes de la Titanomaquia

Antes de los Titanes el cosmos estaba gobernado por Urano. Él estaba inseguro de su posición como deidad suprema de los cielos así que encerró a sus propios hijos los Hecatónquiros y los Cíclopes en el vientre de la tierra, por miedo a perder el poder.

Esto hizo enfadar a Gea (Tierra), la madre de sus hijos, quien tramó un plan en contra de Urano con otro grupo de hijos, los Titanes.

Urano destronado

Cronos, uno de los Titanes, llevaba una hoz de un material muy duro contra su padre, castrando a Urano y arrebatándole la mayoría de sus poderes como dios de los cielos. Mientras Urano retrocedía hacia los cielos, maldijo a Cronos diciendo que su hijo también lo destronaría como deidad suprema.

La historia se repite

Habiendo escuchado la profecía de su padre, Cronos comenzó a tragarse a sus hijos cada vez que nacían. Un método que por supuesto llenaba de ira a Rea, que siempre quedaba embarazada pero nunca llegaba a ejercer como madre por culpa de Cronos. Así que, cuando estaba embarazada de Zeus decidió ir a Creta, donde dio a luz en una cueva. Para engañar a su marido, envolvió una roca en pañales para hacerle creer que era Zeus y Cronos se lo tragó. Así fue como Zeus escapó de ser devorado por su padre. Cuando finalmente creció, le pidió a Metis (Titánide de la prudencia) que lo ayudase contra su padre. Metis le dio una pócima que Zeus entregó a su padre haciéndole vomitar y devolver así a sus hijos y también a la roca. Los hijos de Cronos seguían vivos ya que son dioses inmortales, los dioses del Olimpo.

Preparativos y desarrollo de la Titanomaquia

Cuando Zeus maduró, decidió empezar una guerra contra Cronos y los Titanes, asegurando que es él el que tiene que poseer el título de «dios supremo».

Liberación de prisioneros

Los Titanes lucharon desde el Monte Otris, y los dioses desde el Monte Olimpo, pero tras diez años de lucha continua, la guerra no daba la victoria a ninguno de los bandos. Fue entonces cuando Gea profetizó la victoria a Zeus si éste conseguía tener de su parte a aquellos que Cronos había encerrado: los Cíclopes y los Hecatónquiros. Zeus liberó primero a los Hecatónquiros, a los que le dio un néctar para que recuperasen fuerzas. Más tarde liberó a los Cíclopes, los cuales le dieron el poder del rayo como agradecimiento a Zeus. A Hades le dieron un casco y a Poseidón un tridente.

La guerra (Titanomaquia)

Se dice que durante esta gran guerra los océanos rugieron con fuerza, la tierra crujió violentamente, los cielos fueron sacudidos y el Olimpo se tambaleó. Los Hecatónquiros arrojaban rocas enormes con sus cien brazos mientras que Zeus arrojaba sus rayos.

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La batalla entre los Dioses y los Titanes, por Joachim Wtewael

Los arroyos hirvieron y el vapor envolvió a los Titanes. Una gran llamarada surgió en el aire cegando a los Titanes junto a la tormenta de rocas y rayos que les caía encima.

Durante la guerra parecía que se habían juntado el cielo y la tierra entre terremotos y tormentas de polvo. Los Hecatónquiros doblegaron a los Titanes con todas las rocas que les lanzaban y, una vez derrotados los Titanes, los encerraron y encadenaron en el Tártaro, una zona muy oscura del Inframundo griego.

Dos Titanes se pusieron de parte de Zeus: Temis y Prometeo, aunque Zeus se arrepentiría más tarde de aceptar a Prometeo (mito de Prometeo).

Conclusiones

Aunque la Titanomaquia duró mucho tiempo, Zeus y los demás dioses Olímpicos ganaron la guerra. Consiguieron encerrar a los Titanes en el Tártaro y los Hecatónquiros se convirtieron en sus vigilantes.

Otros mitos griegos

Fuentes

  • Hesiod. Theogony.