Al igual que en otras mitologías, el mito egipcio de la creación es complejo y ofrece varias versiones de cómo se formó el mundo.
Los antiguos egipcios creían que los principios básicos de la vida, la naturaleza y la sociedad fueron establecidos por los dioses en la creación del mundo.
Este mito lo conocemos gracias a antiguos escritos jeroglíficos que se encontraron en pirámides, templos, tumbas y hojas de papiro.
Los primeros dioses
Según el Libro de los Muertos, el mundo fue creado por Atum, el dios solar. Al principio, el mundo se componía tan solo de unas enormes aguas oscuras, llamado Nun.
Atum se creó a sí mismo a través de Nun. Él fue el responsable de traer el orden a los cielos y la tierra.
La descendencia del primer dios
En los inicios de los tiempos (llamados Zep Tepi por los antiguos egipcios), Atum creó dos descendientes. Su hijo Shu, el dios de la luz y el aire, y su hija Tefnut, diosa del aire húmedo. Estos mellizos simbolizan dos principios universales de la humanidad: la vida y la justicia.
Los mellizos separaron el cielo de las aguas. Engendraron a dos niños llamados Geb (la tierra firme) y Nut (el cielo). Cuando las primeras aguas retrocedieron, un montículo de tierra (Geb) apareció, proporcionando la primera masa de tierra firme para que el dios del sol, Ra, pudiera descansar. Los dioses Ra y Atum eran muchas veces el mismo dios, dependiendo de la época del periodo dinástico del Antiguo Egipto.
El ojo del dios del sol
El dios del sol Ra (una forma de Atum) gobernaba sobre la tierra, donde los humanos y los seres divinos coexistían. Los humanos fueron creados a partir del Ojo de Ra, llamado wedjat. Esto ocurrió cuando el ojo se desprendió de Ra y no volvió. Shu y Tefnut intentaron recuperarlo pero el ojo se resistió. En este tira y afloja el ojo derramó lágrimas de las cuales nacieron los seres humanos.
Este ojo cobró mucha importancia en toda la mitología egipcia, ya que fue símbolo del creador Atum, de Ra y de Horus, el hijo de Osiris e Isis. Representa la capacidad de ver, de iluminar y de actuar.
En otras versiones del mito egipcio de la creación, se dice que el wedjat simplemente deambulaba por el mundo así que Ra envió a Thot, el dios de la sabiduría, a recuperarlo.
La primera rebelión
Cuando Ra envejeció, los otros dioses intentaron aprovecharse de su vejez. Incluso los humanos fueron en su contra. Como respuesta a la rebelión, Ra envió su ojo a asesinar a los rebeldes. Esto lo llevó acabo transformándose en Sejmet, una diosa de la guerra y la venganza. Después de derrotar a sus enemigos, se volvió a transformar pero esta vez en la diosa Hathor, la contraparte más pacífica de Sejmet.