El mito de Amaterasu y la cueva de la roca es una leyenda de la mitología japonesa.

Antecedentes de la historia

Tras la historia de la creación en la mitología japonesa, Susanoo fue a despedirse de Amaterasu antes de partir hacia su reino en Yomi. La diosa, que sospechaba, se armó y se puso una armadura. Además, se ató su cabello de forma masculina y agarró un buen suministro de flechas. Cuando Susanoo se acercó, ella hizo una danza de guerra levantando tierra del suelo y hundiendo sus piernas hasta la altura de los muslos.

Susanoo manifestó que sus intenciones eran buenas y que sus sospechas eran infundadas. Dijo que ambos se someterían a un juicio divino, algo que era típico en la época así que Amaterasu aceptó. La diosa pidió la espada de su hermano, la rompió en tres pedazos, los lavó en el Pozo Divino, los masticó y los escupió. De su boca surgieron tres deidades.

Por otro lado, el dios pidió el collar de Amaterasu que estaba hecho de abalorios magatama. También los masticó y los escupió. De su boca surgió una deidad. De otras joyas que masticó, aparecieron cinco deidades.

En el Kojiki se dice que Amaterasu aceptó la derrota: las tres primeras deidades eran mujeres (hijas de Susanoo porque salieron de su espada). Por otro lado, en el Nihonshoki se dice que las primeras deidades eran hombres.

Los crímenes de Susanoo

Un día, Susanoo agarró un poni y lo despellejó vivo, lanzando después el cadáver en el salón de tejido de Amaterasu. Una tejedora que se encontraba allí se sorprendió tanto que se golpeó sus genitales con una lanzadera volante y murió.

El encierro de Amaterasu en la cueva de roca

La diosa, ya fuera por miedo o disgusto, se encerró en una cueva. Las consecuencias de que la diosa del sol se encerrase fueron serias: tanto los Cielos como la tierra quedaron sumidos en la oscuridad. Por ello, los ocho millones de kami se reunieron para debatir este problema en el Río Celestial. Decidieron ordenar a la deidad Amatsumara que hiciera un espejo de metal. Más tarde, realizaron varios rituales y la diosa Ame-no-Uzume se subió a un cubo frente a la cueva y bailó ruidosamente y de manera alocada. Debido al movimiento, se le cayó la túnica mostrándose desnuda delante de todos los dioses. Los dioses se empezaron a reír y esto llamó la atención de Amaterasu.

Cuando Amaterasu se asomó para ver qué estaba sucediendo, Ame-no-Uzume le dijo que estaban contentos porque había una deidad mejor que Amaterasu. Fue entonces cuando los que hicieron el ritual enseñaron a Amaterasu su propia imagen reflejada en el espejo. La diosa salió curiosa a mirar la imagen, cuando de repente Amenotachikara tiró de su mano para sacarla de la cueva. Cerraron la entrada a la cueva con una cuerda sagrada para que no se pudiera volver a entrar. Así, la luz volvió tanto al Cielo como a la tierra.

El castigo de Susanoo

Susanoo fue el causante de todo este problema, así que se le condenó a realizar mil ofrendas, su barba fue cortada, se le sacaron sus uñas y se le expulsó del cielo.

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Fuentes

  • Ashkenazi, Michael. Handbook of Japanese Mythology (World Mythology). Annotated-Illustrated, ABC-CLIO, 2003.